La inversión en vivienda es, sin duda, por lo general, la más importante que una familia realiza a lo largo de su existencia.
Las cooperativas de viviendas han demostrado ser un sistema eficaz para facilitar el acceso a un hogar a las personas que lo necesiten.
De este modo un importante porcentaje de los pisos construidos en España en los últimos años lo han sido mediante este sistema de promoción.
La importancia que tiene que el adquirente de una vivienda en régimen cooperativo sepa elegir la cooperativa adecuada, de modo que sus expectativas no se vean defraudadas, y asimismo conozca sus obligaciones y derechos básicos, es la razón que impulsó la edición, ya en 2002, de la Guía del Socio Cooperativista de Viviendas, elaborada por el Registro de Cooperativas con la colaboración de la Unión de Cooperativas de Viviendas de Madrid y cuya segunda edición adaptada a los cambios legislativos operados y a la experiencia habida desde entonces se lleva a cabo en 2017.
Hay que advertir, desde el principio, que el siguiente texto se hace desde la perspectiva de las sociedades cooperativas madrileñas, reguladas por Ley 4/1999, de 30 de marzo, de la Comunidad de Madrid (LCCM), quedando al margen las cooperativas de otros ámbitos autonómicos o las de ámbito nacional; ello no obstante ha de significarse que al ser la vigente ley nacional de cooperativas (Ley 27/1999, de 16 de julio) de aplicación supletoria a la madrileña, ambas normas han de ser relacionadas.